- POR Fernando Gardner 27/11722024
La llegada del presidente de Estados Unidos podría generar varios efectos en la economía de México, tanto positivos como negativos, dependiendo de las políticas que adopte en relación con su vecino del sur. Algunos de los principales impactos podrían incluir:
El presidente de Estados Unidos fue un fuerte impulsor de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que resultó en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Su regreso podría implicar nuevas tensiones comerciales, con la posibilidad de que trate de imponer tarifas adicionales o de renegociar ciertos términos del acuerdo. Aunque el T-MEC es más moderno que el TLCAN, el presidente de Estados Unidos podría intentar revisarlo para su beneficio político o económico, lo que podría afectar el comercio bilateral.
Uno de los temas más conflictivos durante la presidencia del mandatario estadounidense fue su postura en relación con la inmigración. Si repite su agenda restrictiva, podría haber tensiones adicionales en las relaciones con México, lo que afectaría la migración, las remesas y la cooperación en la seguridad fronteriza. Esto podría llevar a la creación de más barreras comerciales y generar un clima de incertidumbre económica para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) mexicanas.
La retórica proteccionista del presidente estadounidense y su enfoque en priorizar la industria estadounidense podría generar incertidumbre entre los inversionistas mexicanos. Aunque las políticas de este presidente suelen ser beneficiosas para sectores específicos, como la energía (especialmente el petróleo), la agricultura y la manufactura, la volatilidad que genera su estilo de gobernar puede afectar negativamente la confianza a largo plazo en los mercados emergentes, como el mexicano.
Si el presidente de Estados Unidos continúa con su política de “America First” y sus medidas proteccionistas, el peso mexicano podría experimentar volatilidad frente al dólar. El tipo de cambio sería uno de los indicadores más afectados, lo que podría impactar la economía interna, particularmente en la inflación y el poder adquisitivo de los mexicanos. Sin embargo, un dólar fuerte también puede beneficiar a los migrantes mexicanos, que envían remesas a México, ya que estas remesas serían más valiosas en pesos.
El presidente estadounidense tiene una postura favorable hacia los combustibles fósiles, lo que podría abrir nuevas oportunidades de cooperación entre México y Estados Unidos en el sector energético. Si ambos países refuerzan su colaboración en petróleo y gas, podría beneficiarse la industria energética mexicana, especialmente en el sector de exploración y extracción. No obstante, esto podría ir en contra de los esfuerzos de México por diversificar su matriz energética hacia fuentes más limpias y renovables.
Las políticas del presidente estadounidense podrían generar una presión en México por mejorar su infraestructura, en especial en la zona fronteriza, si se intensifican las tensiones económicas. Además, las empresas estadounidenses podrían verse inclinadas a reubicar sus operaciones cerca de la frontera, lo que implicaría cambios en los flujos de inversión hacia el norte de México.
El ambiente político generado por el presidente estadounidense, si es percibido como hostil, podría afectar el flujo de turistas y consumidores estadounidenses hacia México, ya que el clima de tensión podría desincentivar el turismo. Esto afectaría a sectores como la hotelería, el transporte, el comercio y la gastronomía, especialmente en las zonas fronterizas y en destinos populares como Cancún, Los Cabos, etc.
Es importante señalar que también existen posibles efectos positivos para México si el presidente de Estados Unidos regresa al poder. Algunas industrias podrían beneficiarse del enfoque proteccionista que él promueve, especialmente aquellas relacionadas con la manufactura, la minería o los productos básicos como el acero y el aluminio. Además, la cercanía con Estados Unidos podría impulsar el empleo en ciertos sectores que dependen de la economía estadounidense, como la automotriz y la electrónica.
El impacto exacto en la economía mexicana dependerá de las decisiones concretas que tome el presidente de Estados Unidos durante su mandato. En general, las relaciones comerciales y diplomáticas entre ambos países serían clave. La incertidumbre política y económica, aunque genera riesgos, también podría abrir nuevas oportunidades en algunos sectores, mientras que podría crear obstáculos en otros.
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